¡¡NO MATES LA MÚSICA!!

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¿Qué actitud adoptar ante el "hídrico" encontronazo acontecido entre la adolescente María Música Sepúlveda y la ministra de Educación Mónica Jiménez?


Se puede apreciar que las posiciones oscilan entre la condena sin más y una autocomplacencia y permisividad a ultranza. En ambas trincheras pareciera flotar el gas venenoso de la amnesia. Los adultos, conforme vamos avanzando en el tiempo (y, supuestamente, creciendo en experiencia y madurez) tenemos la tendencia a ponernos amnésicos. Generalmente, ante los menores recordamos -y decoramos- nuestras "aventuras" de juventud; entre pares celebramos las "embarradas" que solíamos mandarnos. En el caso que nos ocupa, las tendencias parecieran fluctuar entre el viejo buena onda -"forever young"- que saluda acríticamente lo hecho por María Música, y el viejo de mierda -momio retrógrado y conservador- que se erige en juez, condenando el hecho y exigiendo las penas del infierno; por otro lado, aquellos que celebran lo hecho por esta niña –entre los que se encuentran no pocos docentes-, parecieran no considerar el que pudieron haber sido ellos mismos el objeto de la ira de María Música. Aparte quedaría una gran masa de despistados que no sabe qué opinar o cuál sería la actitud más conveniente a adoptar. Todo lo ello, más que hablar de una niña malcriada que tuvo una pataleta en un momento indebido, nos dice mucho acerca de nosotros como pueblo.

¿Cómo somos?

Una actitud típica del chileno es la de ponerse de parte del más fuerte. Esto puede darse abiertamente, apoyando, alabando, sirviendo al que ostenta el poder (ante mí); aprovechándose del más débil -en consonancia con el dicho repetido casi hasta el hastío: "el hilo se corta por lo más delgado"-. O de forma pasiva, camuflada a través de la ilusión de la "neutralidad" (llámesele abstención, falta de compromiso, votar en blanco, no estar “ni ahí”, etc.). Un claro ejemplo de esto se puede apreciar en el comportamiento -por lo menos en un primer momento- del cuerpo docente del colegio al que pertenece esta chica: todos unidos y obedientes a la voz del alcalde-amo. A la transgresora hay que castigarla de un modo ejemplar, es decir que sea un ejemplo-advertencia para el resto de sus compañeros. Es una maleducada que debe ser corregida.
Pero... ¿quiénes son los encargados de "educarla"?...
Es claro que la primera -y fundamental- etapa de la educación ocurre en el seno familiar. Hay modos sociales que solamente se cimentan -de una vez y para siempre- en la familia. He visto a no pocos "profesionales", gente "letrada", que son unas
mierdas, humanamente hablando: arrogantes, descorteses; insensibles a las necesidades de los demás, incluso a la misma existencia de esos otros. Desgraciadamente, eso no se enseña (ni se aprende) en un colegio o en una universidad. Se tiene o no; se adquiere en los primeros años de formación o nunca. En este nivel, la responsabilidad de los padres (o encargados de la crianza) es crucial. Por otro lado, en un segundo momento, la educación "formal" queda en manos de “expertos”. Desgraciadamente, pareciera ser que muchos de estos “expertos” reducen su tarea a la pura inyección de conocimientos. Se podrá argumentar contra esta queja que el objetivo final de doce o más años de estudio es llegar a la universidad, obtener un título que ayude a tener un trabajo rentable para una vida mejor. Pero esto no asegura que se llegue a ser un mejor ser humano. Realidad que, por lo demás, es tarea para toda la vida.

Otra característica nuestra es el miedo a la crítica. Tenemos la tendencia a identificar “crítica” con “ataque personal” (bueno… a veces puede, efectivamente, ser así). Es como la sensación de que al criticarnos quisieran eliminarnos. Dicen los expertos que uno de los síntomas del desorden narcisista de personalidad es la incapacidad de tolerar cualquier forma de crítica. “...One of the symptoms of Narcissistic Personality Disorder is an inability to tolerate any forms of criticism.
(Cf.: http://en.wikipedia.org/wiki/Critic; http://en.wikipedia.org/wiki/Narcissistic_Personality_Disorder).

Esto lo veo profundamente unido al hecho de que nos tomamos muy en serio: adolecemos de buen humor. Tal vez se deba a que las tensiones de la vida diaria, la lucha constante por obtener el éxito en todas o alguna de las dimensiones de nuestra vida, nos lleva a estar permanentemente en un estado de alerta contra virtuales ataques . ¡Quién sabe!
El hecho es que no solemos reírnos de nosotros mismos. Es como si fuera una especie de
tabú. Tal vez oímos demasiado cuando niños eso de que "la risa abunda en la boca de los tontos".
Pero no es que no nos riamos en absoluto. No es así. Nos reímos del otro, especialmente cuando ese otro es un "otro-menos”: menos rico, menos atractivo, menos inteligente, menos dotado, etc. Hace algunos días estaba en casa viendo por televisión uno de esos programas de cámaras ocultas en que hacen bromas a los transeúntes. Se trataba de videos realizados en Canadá, Francia y Alemania. Me llamó mucho la atención la gran diferencia entre las reacciones de la gente allá y las que se dan en Chile cuando se realiza la misma
broma. Es impresionante el nivel de rabia y violencia acumulada que se puede apreciar en las reacciones de los chilenos: mientras un canadiense, después de unos segundos de estupefacción se relaja y ríe ante lo ridículo de la situación, acá lo primero que ocurre es que el bromista es golpeado de inmediato, para a continuación ser "empapelado" a garabatos.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué tan "saltones"?


Pareciera existir entre los más jóvenes serios problemas con la autoridad. "No hay respeto"..."no obedecen", se oye decir. ¿No será que se trata menos de problemas con la autoridad que DE autoridad? Tenemos que aparece una autoridad no validada ante los "subordinados" (decir esto supone ya una estructura jerarquizada de pensamiento y en la sociedad).
¿Qué es lo que autoriza -habilita- a una autoridad? ¿Basta simplemente con que sea elegida o designada para ocupar una función de tal?
En relación con el “escándalo” producido por la “falta de respeto” de una alumna de Enseñanza Media ante una autoridad nacional, se me viene a la mente las no pocas ocasiones en que "honorables" se han trenzado a golpes en el Congreso, como si fueran
barristas de algún club deportivo. ¿Qué ha pasado en esas circunstancias? NADA. ¿Quién se escandalizó o exigió sanciones ejemplificadoras?

Creo que la autoridad -así como la honorabilidad- no se obtiene por decreto (aunque legal y administrativamente así ocurra).







La autoridad se merece.







A manera de "Post scriptum", quisiera mencionar lo ocurrido a raíz del accidente de Putre, en el que fallecieron nueve alumnas del Colegio Cumbres de Las Condes.
Dejando de lado el hecho dramático de la pérdida de vidas jóvenes, me llama fuertemente la atención el tratamiento dado a los familiares de las víctimas, lo cual nos da otro ejemplo acerca de cómo somos los chilenos. Se ha manejado esta situación con guantes blancos: se envió el avión presidencial -con presencia ministerial incluida-*. El cardenal Errázuriz envía ¡desde Roma! una conmovedora carta de condolencias a los familiares y a las autoridades del colegio; se oía hablar de las "niñitas"...que son unos "angelitos"...que están en el
Cielo...

¡Si hasta el Servicio Médico Legal entregó los cadáveres en un tiempo inauditamente corto!

Es como si hubiera muertos VIP, que hasta en la muerte y en la (posible) otra vida seguirán disfrutando de los privilegios que gozaron cuando vivían. ¿No suena esto demasiado parecido al Egipto de los
faraones?
Tal vez se deba a la cercanía de las elecciones municipales, y no se quisiera perder la posibilidad de granjearse las simpatías de los verdaderamente poderosos.

¿Y el chofer del bus? ¡Que se joda!
Total, es un nadie.

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*("El abogado Fernando Barros tuvo palabras de agradecimiento para el Ejecutivo y el gobierno regional de Arica y Parinacota, por la ayuda que se prestó a las nueve familias que perdieron una hija en el accidente que el viernes afectó a un bus de turismo cerca de Putre."Gracias a la Presidenta, muchas gracias al Gobierno, a la ministra de Educación, que fue como una tía, como una amiga que estuvo con nosotros, a las autoridades de Iquique, el intendente, al gobernador; realmente hemos visto una gran solidaridad":
http://www.cooperativa.cl/prontus_nots/site/artic/20080901/pags/20080901004223.html


Nótese que la verdadera solidaridad se da hacia aquellos de quienes no tengo nada que perder.


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